Poems from Church Street está dedicado a la memoria de las víctimas del 11 de septiembre de 2001. Es un libro, por tanto, agónico, en su sentido original de lucha y sufrimiento, en el que Maricel Mayor Marsán muestra su empatía con aquellas víctimas inocentes de la barbarie terrorista.
No es conveniente olvidar, según el quinto manual que nos propone la autora, el de las equivocaciones, y de la cita de Karl Shapiro que lo alumbra, los errores del pasado. La memoria, y en este caso la poética, ha de registrar los errores de ese pasado, y archivarlos, para mostrarlos luego tal como fueron: errores. Y esto porque la poesía, al no ser sabia, es inocente, y por lo mismo se puede adentrar por los campos del terror y de la muerte sin ningún tipo de preconcepciones o lastres que no sean los de la propia mirada del poeta. La poesía no aprende de lo que podríamos considerar un sentir general y, por lo mismo, universalizable; no: La experiencia poética es única en cuanto respeta la particularidad de cada poeta, o, incluso, de cada lector concreto. Ahora bien, si estamos llamados a tener dicha experiencia en singular, ¿qué es lo que podemos comunicar, entonces? Veamos la respuesta que ensaya Maricel Mayor: Siempre podremos transmitir aquello anterior a la palabra y que informa la palabra; en el caso que nos ocupa el desasosiego o el silencio, sea el presente en caos, en el caso del primer manual, o la complicidad del miedo, en el caso del segundo. Un pie para la meditación del primero lo supone una cita de Longfellow, para el segundo, otra de T. S. Elliot, que reproduzco: I will show you fear in a handful of dust (Te mostraré tu miedo en un puñado de polvo). Aun así la poeta apuntará al mandato del décimo manual, el de la espera, resumen o conclusión al que tiende su hacer poético: La humanidad en lo humano. La esperanzadora cita que lo glosa es de Walt Witman: In this broad earth of ours,/ amid the measureless grossness and the stag,/ enclosed and safe within its central heart,/ nestles the seed perfection (En esta amplia tierra nuestra,/ en medio de la inmensa densidad y la basura,/ rodeada y segura en el centro de su corazón,/ anida la semilla perfección).
Maricel propone Diez manuales con sus pertinentes mandatos y citas, soportes estas últimas para la meditación particular de cada uno de los lectores de Poems from Church Street. Ahora bien, si el poemario busca la complicidad del lector, es porque previamente ha habido una exposición de los sobrecogedores motivos del horror. Y son precisamente estos motivos los que informan las otras secciones del libro: Ante la presencia del dolor, De otredades y circunstancias, Habitantes anónimos de la ciudad de Nueva York y Algunos poemas desde el asfalto.
Poemas desde Church Street, de Maricel Mayor Marsán
por Jesús Cánovas Martínez
ACANTILADOS DE PAPEL
Murcia, España
14 de diciembre de 2013
Dicen que ya nadie escribe poesías. Porque es un género en desuso, afirman. Hasta los poetas a ultranza han dejado de hacerlo. Y los pocos que todavía se empeñan en engarzar metáforas, se refugian en la épica. Como si la contemporaneidad no fuese material poético. Es cierto que entre Itaca y Key Largo es preferible la primera. Un tropo bien logrado en el que aparezca Odiseo es mejor que un endecasílabo sobre un pescador de los cayos. Sin embargo, hay poetas que no le temen al presente. Maricel Mayor Marsán es uno de ellos. La conocida directora de redacción de la Revista Literaria Baquiana publicó un libro bilingüe titulado, Poemas desde Church Street, en el que aborda un tema no sólo actual, sino de dolorosa recordación ciudadana.
Se trata de poemas inspirados en el derribo de las Torres Gemelas. Por el título no pudiera sospecharse. Sólo un neoyorkino podría saber que Church Street es una de las calles adyacentes a la llamada Zona Cero. Fue allí, desde una de sus aceras, detrás de una cerca de alambre que rodeaba el lugar, donde nació este libro. Que no sólo es de poesía, sino de reflexiones. Y es que en sus páginas finales hay una relación de manuales, entre los que se encuentran el del silencio y el de las sustituciones, en los que pensadores de la talla de Elliot y Thoreau, tratan de descifrar la vida en breves y certeras citas.
Poemas desde Church Street es un libro hermoso. Además de valiente. Porque ¿Quién se atreve a abordar un tema que ha sido tratado hasta la saciedad y que conlleva una tremenda carga política? Les diré quien. Alguien como Maricel Mayor, que conmovida ante las ruinas causadas por el odio, escribió: Recorro el espacio enmudecido/ busco una piel que solía/ hacer pliegos con la mía/ Me queda el desorden por testigo/ y mi sombra impenitente me señala renglones/ en el doblez de los escombros. O que, emocionada hasta las lágrimas por las pruebas de solidaridad humana, nos dice: Cartas, poemas, mensajes y fotos/ empapelan paredes con memorias de ausentes/ evocando recuerdos de rostros perdidos. Alguien que, frente a los escombros de la intolerancia, nos asegura que todavía hay esperanza: Una cruz sirve de guía al que busca un alivio/ al inmigrante extraviado en el Alto Manhattan/ al vencido de turno y al confundido.
Los poemas de Maricel Mayor nos obligan a pensar. Conjugan ideas. Y su lenguaje es el instrumento que nos permite enfrentarnos, una vez más, a la tragedia del 9/11 como metáfora de una guerra no declarada entre dos mundos diferentes. Son poemas de propósitos duales. Por una parte, nos proporcionan un placer estético y literario; y por otra, nos brindan la posibilidad de reflexionar sobre los complejos problemas del mundo actual. La poesía podrá estar en desuso, pero mientras existan poetas no morirá. No importa a lo que canten. Unos lo harán a los dioses antiguos; otros, como Maricel, a los seres de carne y hueso. Entre las tragedias de Esparta y Nueva York, ella le canta a la de la Gran Manzana.
Poemas Desde Church Street:
Un canto al dolor ciudadano
EL NUEVO HERALD
por Manuel C. Díaz
Versión digital e impresa
16 de septiembre de 2007
La escritora cubana y Premio Cervantes de Literatura 1992, Dulce María Loynaz señalaba que “por la poesía, damos el salto de la realidad visible a la invisible, el viaje alado y breve, capaz de salvar en su misma brevedad la distancia existente entre el mundo que nos rodea y el mundo que está más allá de nuestros cinco sentidos”. Esta lúcida definición de la poesía adquiere en Poemas desde Church Street (Ediciones Baquiana, 2006) de la escritora cubana Maricel Mayor Marsán su sentido más expreso. Los poemas que conforman este volumen bilingüe, como la propia formación cultural de la autora, tienen la facultad de evocar y la sagacidad de advertir.
Church Street es una calle en el Bajo Manhattan de Nueva York, que corre frente a donde se levantaban majestuosas las Torres Gemelas. En Church Street se encuentra la Capilla San Pablo y se levanta la esplendorosa Trinity Church. El nombre de esta calle, su entorno de religiosidad y la proximidad de lo que se ha denominado como un horroroso símbolo de devastación “ground zero”, es el marco en el que la escritora conduce los poemas de su libro, como un homenaje a la libertad que representa para el mundo Estados Unidos y su sistema democrático, y al hombre, al ser humano capaz de solventar con sus acciones esa libertad. El poema La temible libertad concluye: “Libertad, palabra que asusta,/ algunos te tratan con desdén,/ otros te temen hasta morir”.
Quienes hayan estado en Nueva York en el área donde se encontraban las dos torres, se identificarán mucho con Poemas desde Church Street. La escritora ha transmitido el sentimiento colectivo, ahondado en las emociones que el solo hecho de estar en el lugar es capaz de despertar. Las inmediaciones a Church Street son como un memorial inmenso, cargado de sobrecogedor estupor, con todo un ambiente de tragedia colectiva.
El libro está dividido en cinco partes: Ante la presencia del dolor; De otredades y circunstancias; Habitantes anónimos de la ciudad de Nueva York; Los diez manuales nuevos y Algunos poemas desde el asfalto. La escritora en un torbellino de imágenes describe hechos y lugares, trenzando en sus poemas las voces de las víctimas y sus familiares. En el poema De los traumas y pesares expresa: “De los traumas y pesares,/ de los desvelos y fatigas/ quisiera poder mentir, también/ fingir la ocasión podría, más/ nadie olvidará la desnudez de ese día”.
En el libro hay poemas como No volverás a visitar New York, donde se va describiendo la ciudad y sus lugares célebres, pero a medida que avanza el poema se va develando que ya nada es igual. Hay en estos versos una gran desolación, una angustiosa ausencia, una lastimosa carga de abatimiento y desnudez.
Cuando los aviones, contaminados de retorcidas interpretaciones de un supuesto mensaje divino, impactaron las dos torres el 11 de septiembre del 2001, la vida nos dio un vuelco total. Con sólo repasar lo que se vio en la televisión es suficiente para deprimir, para desatar emociones encontradas.
Poemas desde Church Street tiene también, aunque sutilmente, un registro de religiosidad y fe. Creo que Maricel Mayor Marsán como decía la Loynaz ha dado con su libro el salto de la realidad visible (la destrucción de las torres) a la invisible (el dolor como sentimiento compartido).
por Luis de la Paz
14 de diciembre de 2006
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